martes, 25 de septiembre de 2012

Mi amigo no nació, no le dejaron.






No llegó a nacer, en cambio, supo que sentía vergüenza y vergüenza le daba sentir la misma. 
Pensando el día en que no os oyó... ¡No pudo siquiera escucharos! 
Incluso intentaba hablar pero nadie se percató de su llanto, de su súplica. 
Él no llegó a nacer.

Me pregunto quien es mi amigo. 
A veces, incluso pienso que no-es.
Pero yo sé que es mi amigo, que intentó hablar, que quiso escuchar, quiso tocar y quiso besar.
Pero nunca pudo.
Él no llegó a nacer.



Ana Pecado

(No vayan a lo fácil amigos, dejen volar su imaginación)


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