-No te pongas profunda que no nos
vamos.
-No nos vayamos para no dejar de serlo.
-¿Sabemos cuánto tiempo nos queda?
-Nada ni nadie nos va alejar de este
soplo.
-¿Qué soplo?
-El que hace que las ramas de los
arboles se muevan para dejarme oirlas cantar.
-¿Siempre te cantan a ti?
-Sólo a quien sabe que cantan y
regalan.
-Yo quiero oírlas regalar.
-Pues creetelas y ellas siempre estarán
ahí. Nunca te dejan.
Ana Pecado