Con paso decidido,
los ojos bien abiertos,
paseo por las calles
de Málaga y observo
que hay muchos cartelitos,
en mi opinión, profundos,
porque fondos no tienen
y mendigan algunos.
Con paso indiferente,
los ojos a otro lado,
no duele escribir esto,
solo sufren las manos,
la palma que tirita,
el bolsillo que tiembla,
el vientre que le ruge
a la sorda cartera...
Que piden, piden, piden,
qué están, que están llorando
con esos cartelitos
de cartones, baratos.
Rafael Eduardo
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