Un grito ahogado nos hizo escapar de quienes espían.
Llévame lejos de sus ropas y castidad.
Ya cicatrizaron aquellas heridas.
Quiero vestir mi piel y prestarte mis ganas lejos del mundo.
No temo nada si no cesas tus caricias.
Mi deseo no se apaga y el tuyo quizás lo eche en falta.
Sigue meciéndome en sueños con tu cuerpo.
No quise despertarte nunca y haré que tu sueño continúe.
Yo seguiré despertando agitada a tu lado, pero siempre en silencio.
Ana Pecado
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