Anoche viajando entre sueños
soñé con un difunto poeta
cuya poesía vive por él.
Y muerto,
recobró la vida en un mundo
donde las ideas, cual fuego, arden,
y donde todo puede suceder.
Ya juntos,
me explicó que la poesía
era la tristeza, la alegría
y sobre todo, en especial: amor,
amor
y vida.
Yo le escuchaba bien atento,
quería guardarme sus palabras
allá donde se hace trueno la voz.
El tiempo
destacó lo poco que vale
pues estando yo vivo y él muerto,
ambos sumidos en sueños profundos
tuvimos,
ignoro si horas o segundos,
una conversación sobre el arte
que a pesar de la frágil distancia; une.
Nos une
Rafael Eduardo